Si, suena a novela.
Ayer fui a mi clase de canto. Ya cumplí un mes de clases y podría decir que he aprendido mucho, pero no necesariamente lo he aplicado. Tengo claro ciertos aspectos de la técnica de respiración, e inclusive sé, y siento, que puedo cantar mejor gracias a ello. The thing is... que no me puedo largar. Estoy tan duro, tan rígido que no lo dejo salir.
En el medio de la clase Guada me dijo que no le tenga miedo a determinada parte de un tema, que llegaba tranquilo,... y que yo lo sabía,... me largara.
Me mató, la muy guacha.
Después de eso canté con todo y me inyectó un montón de ganas de seguir practicando. Canté el resto de Juego de seducción como si fuera un tema mio, casi como si estuviera solo. Ahí la mina me tiró que tenía un "re lindo color de voz". Así, como lo puse. Es muy copada.
Sabe como acariciarte sin ser tan salamera.
La cuestión, finalmente, es que arranca el periodo entremedio de la clase y me cuesta un huevo ponerme a practicar,.... y sólo tengo que cantar!!! Algo que me encanta hacer!!! Y NO LO HAGO!!
¿Cómo será esto? ¿Qué sucede? Bien, caemos nuevamente en el lugar común de aceptar el julepe que me da saber que estoy haciendo todo lo que quiero, y que cada vez me acerco más a lograrlo. ¿Qué cosa? Hoy es cantar mejor, con todo mi pontencial,...
El punto es que hay miles de deseos en uno. Algunos son nuevo, y otros son viejos. Algunos me hacen bien, otros no. Los que no generalmente son viejos, y sólo hacen que me tire para atrás. El deseo de realizarme se contrapone con el de seguir manteniendo a los otros por encima mío. ¿Quiénes son los otros? Whoever I want. Family stuff...
La cuestión está en que mis deseos nuevos pesen un poco más que los viejos, y ahí vamos... como dice el master Gustavo C. Y para citarlo una vez más... "Tanto lo deseás que al fin sucede".
Y finalmente está sucediendo,... al menos eso creo hoy.
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2 comments:
Yo creo que esto tiene que ver con el deseo. Uno es una máquina de desear, y en el momento en que de repente uno empieza a concretar los deseos una sensación de aparente vacío se apodera de uno.
O sea, con la complitud no viene la felicidad, si no con la falta.
Para poder seguir deseando, vió?
Digo yo, que me estoy poniendo más freudiana de lo que quisiera en este blog, no sé por qué.
A mi me pasa lo mismo con el baile, por eso te lo digo.
I know what you mean. Estos deseos que se concretan son a veces un problema (Not).
Hay que aprender a bancárselo.
Y ser freudiano no está mal. Peor soy yo con mis cuestionamientos lacanianos, uno atrás del otro.
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